miércoles, septiembre 03, 2008

Colector - Metropolis, la versión raparecida


Séptimo Arte Importante hallazgo:

Aparece la versión perdida de la película Metropolis


La iconográfica película de Fritz Lang, referente obligado dentro del cine de ciencia ficción y de anticipación, apareció en su versión original en la ciudad de Buenos Aires.Se trata de una copia que supera en 50 minutos a la versión estadounidense que se propagó comercialmente por el mundo y que suma unos 25 minutos más a la última versión ampliada de la cinta.


Javier Rojahelis


Pese a los ingenios técnicos con los que el cine se ha ido recargando con el paso del tiempo, podría decirse que "Metrópolis", la iconográfica película de anticipación de Fritz Lang, de algún modo se las ha arreglado para mantener parte de su vigencia. Algo que queda demostrado, por ejemplo, en la clara influencia que dicho filme ha ejercido sobre el género de ciencia ficción y, en general, sobre las cintas que intentan vaticinar el devenir de nuestra sociedad. Siguiendo en este punto al crítico estadounidense Roger Ebert, basta con ver títulos como "Dark City", "Blade runner", "El quinto elemento" o incluso la Ciudad Gótica de las versiones fílmicas de Batman, para entender esa influencia. A lo que habría que agregar títulos como "Brazil" -que bien podría considerarse como la "Metrópolis" de Terry Gilliam- o fantasías futuristas como "La guerra de las galaxias", cuyo androide C3PO es un claro heredero de la estética que tiene el gólem de la cinta de Lang. Un influjo que, en todo caso, no tiene que ver sólo con la visualidad, sino también con el planteamiento que hace de una sociedad en la que el humano se encuentra doblegado en un mundo donde se ejerce el poder -por lo general tiránicamente- a través de las máquinas y la tecnología... una visión que abarca gran parte del género de anticipación en un listado que llega incluso hasta la saga de "Matrix".


Las tijeras gringas


Más allá de estas deudas que tiene el género con ella, "Metrópolis" ahora podría tener un nuevo update gracias al reciente hallazgo del metraje perdido correspondiente a la edición original de la película, el cual no había podido ser visto desde hace 8 décadas. La razón de esto se debe principalmente a lo que hoy conocemos como "cortes del director", es decir, por un lado está la obra original del realizador, y por otro, la versión que el público masivo conoció gracias a los tijeretazos de los productores. En el caso de la cinta de Lang, que resultó carísima (además de los revolucionarios efectos especiales, se usaron más de 35 mil extras en una filmación que duró ¡310 días!), el problema es que para hacerla no se utilizaron sólo capitales alemanes, sino además hubo fuertes aportes económicos entregados por las productoras gringas de la Paramount y la Metro. Esto explicaría por qué la versión que se estrenó en Estados Unidos -y que incluso fue la que se exhibió comercialmente en Alemania meses más tarde- fuese víctima de un importante corte por parte de las productoras, interesadas en recuperar su dinero más que en la particular visión del creador de la cinta. En un principio, la versión de Lang duraba 170 minutos, los que fueron reducidos por la Paramount a sólo 120. Aun así la película arrojó pérdidas, y frente a eso ciertamente nadie pensó que sería una buena idea exhibir o recuperar los cortes del director y sus 50 minutos extra.


Por un dedo


Sin embargo, todo esto cambió hace un par de meses gracias a una historia que tiene su epicentro en Buenos Aires. La encargada de narrarnos la anécdota es Paula Félix-Didier, la actual directora del Museo del Cine de Buenos Aires. Ella relata que, en 1988, Salvador Sammaritano, fundador del legendario Cine Club de Buenos Aires, le contó al investigador Fernando Peña que nunca iba a olvidar la ocasión en la que proyectó la película "Metrópolis" en su cine. "Como la copia estaba un poco contraída, él dijo que tuvo que sostenerla con el dedo durante las dos horas y pico que duraba la proyección. Claro, porque las copias de 35 uno de los problemas o deterioros que presentan es que con el tiempo se contraen. Esto quiere decir que son un poco más angostas y que el mecanismo del proyector tiene más trabajo para hacerlas rodar. Entonces, como se movía mucho, Sammaritano tuvo que sostenerla y apretarla con el dedo, durante todo ese tiempo, para que no se moviera la imagen que se proyectaba en pantalla". El punto es que Peña se quedó pensando en las "más de dos horas" que Sammaritano había mencionado como el lapso en que estuvo en tal tarea. Una cantidad de tiempo que no se condecía con la duración que tenían las copias conocidas hasta ese entonces de la película de Lang. "A partir de ahí, Peña comenzó una investigación para averiguar cuál era la versión que se había estrenado en su momento en Buenos Aires. Revisando entrevistas y diarios descubrió finalmente que sí, que aquí había sido uno de los pocos lugares en donde se había estrenado la versión completa. Una versión que fue traída por la distribuidora Terra de Adolfo Wilson, y que supuestamente también habría llegado a Chile y a Bolivia. Lo que se estrenó en el Cono Sur era la versión completa, y con casi total seguridad era el único rincón del mundo donde se había estrenado así".


Tras la pista del original


Esta anécdota fue la primera cosa que se le vino a la mente a Paula Félix, apenas asumió este año la dirección del Museo del Cine de Buenos Aires, lo que hizo que se preguntara qué había pasado con esa copia.


Para comenzar a resolver el misterio, la punta de la madeja era Manuel Peña Rodríguez, un productor de cine y crítico argentino (de las décadas del 30 y del 40) que se había hecho dueño de una gran colección de películas mudas, principalmente filmes en formato de 35 milímetros. Esto luego había pasado a manos del Fondo Nacional de las Artes a fines de los 60. A principios de los 70, dado que dichas cintas estaban en soporte de nitrato, se decidió destruirlas, pero no sin antes sacarles copias en negativos de 16 milímetros (formato más barato que el de 35). Estas son las copias que llegaron finalmente a la colección del Museo del Cine de Buenos Aires; por lo tanto, la sospecha de Paula Félix era que había una alta probabilidad de que entre esas copias estuviera aquélla de la cual había hablado Sammaritano. Y así fue. Luego de revisar la copia en 16 mm. que había de "Metrópolis", se dio cuenta no sólo de que tenía alrededor de 25 minutos más que la última versión ampliada de la película (la de Enno Patalas), sino que además la cinta tenía dos secuencias extras que le daban un mayor protagonismo a tres personajes secundarios. A esto se suma que la copia mostraba un montaje distinto al de la versión de la Paramount, lo que, según Paula Félix, comprobaría que los norteamericanos, desacostumbrados a narrativas complejas como la de Lang, prefirieron cambiar el orden de las escenas de modo que fuera más cercano al usual montaje de causa y efecto.


Una vez descubierta esta suerte de "arca perdida" del cine, Paula Félix se contactó con la Fundación Murnau en Alemania, dueña de los derechos de la cinta. "Viajé a Alemania y llevé una copia en DVD para mostrarles el hallazgo. A ellos les costaba creer que existieran esas imágenes, porque ya estaban casi convencidos de que las escenas perdidas y la copia original no iban a reaparecer nunca. Ya habían recibido muchas veces noticias semejantes, que al final no eran verdad. No lo creyeron hasta que se las mostré. Ahora ellos van a venir a Buenos Aires para estudiar el negativo y decidir cuáles son los pasos a seguir".


Ella comenta que este es un caso ya aclarado, al cual sólo le falta la labor de restauración, que terminará desembocando en una edición especial en DVD a cargo de la Fundación Murnau. Ahora lo que viene para Paula Félix son nuevos casos, de los que todavía no se atreve a dar nombres porque aún están siendo investigados preliminarmente. Se trataría, eso sí, de algunos títulos rusos y estadounidenses que aparentemente también serían copias únicas que estaban dadas por perdidas. Todo un "Cold Case" de las cinematecas.


Lo nuevo que aporta la copia descubierta


1

Hay tres personajes secundarios que aparecen desarrollados en historias paralelas dentro de dos nuevas secuencias:

Georgy, el obrero con el cual el protagonista intercambia su identidad.

El hombre delgado, el sirviente que el padre del protagonista envía para vigilar a su hijo.

Josaphat, asistente del padre del protagonista que se convierte en amigo de éste.


2

Algunas escenas son más extensas (como la inundación del segmento final) y se agregan varios encuadres nuevos a lo largo de la cinta.


3

El montaje es el original, diferente al conocido hasta ahora, donde se puede apreciar ese estilo narrativo más complejo que caracteriza el resto de la filmografía de Fritz Lang.


4

La duración extra es difícil de definir con exactitud, ya que el cine mudo no corre a la usual velocidad de 24 cuadros por segundo. Se estima, en todo caso, que serían alrededor de 25 minutos más de metraje.

Las versiones de la cinta

Versión original de Fritz Lang: 170 minutos. Dada por extraviada.


La de la Paramount:120 minutos.


Versión de Giorgio Moroder: 83 minutos.


Versión coloreada de 1984 musicalizada por cantantes pop como Freddie Mercury y Pat Benatar.


Versión restaurada de Enno Patalas: 143 minutos. Sólo agrega escenas perdidas, pero no corresponde al montaje original de Lang.


Versión de Buenos Aires: 168 minutos. Tiene el plus de ser el montaje original de Lang.


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Artículo recogido de El Mercurio

Suplemento Artes y LetrasEdición 24 agosto 2008

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