viernes, junio 08, 2007

Taller Literario "Almohadas On Line"

Debido a un comentario a uno de los textos publicados en el blog hermano De Añil y Cal, nació la idea de realizar un taller literario on line, su tema central giró en torno a historias de almohadas.Todo un éxito resultó ser, textos poemas, relatos, reflexiones y esa increíble energía de los integrantes del blog han quedado plasmados en una bella experiencia.Gracias a la generosidad de las amistades añilcalenses, los textos podrán disfrutarlos en Antaria y si alguien se anima, pues a enviar un texto referente a las almohadas, bienvenido sea.
Nat

Silencios en la cama


Silencios en la cama

Una uña en las sabanas
rasguñando pedazos de tierra,
entre la boca azulada
se entrelaza la almohada
que fue testigo de los pecados
la misma que le quito la fruta prohibida
a los segmentos de piel
que se iban cogiendo en la pluma
en el retorno del orgasmo.
Alicia Villena Muñoz
Vinia del Mar
Chile

¡SCHIIISSS, NO LE DESPERTÉIS!!. Marisa Serrano.


Érase una cabeza recostada

luchando, a duras penas,

por desprenderse;

en esa ambivalencia

que produce,

el deseo enorme

de quedarsey

la obligaciónde separarse.



Espera… espera…que el rocío,

aún no ha lavado la cara de las flores.

Y la luna defiende su trono,

hasta que, enamorada,

por la majestuosidad del sol

y seducida por sus resplandores,

le entregue su sitial.



Duerme…en el cajero del banco,

Eusebio, pegando su cara

a una dulce almohada,

que entretejió,

doblando cuidadosamente

seis periódicos.



¡No le despertéis!

El lado frio. Antonio Castilla.


Podría decir, cientos, miles, millones... de cosas...... sobre la almohada, pero de toda esa infinidad de cualidades siempre apreciaré por encima de todas, su lado frío en una noche estival.

jueves, junio 07, 2007

La Almohada – Fernando García Muñoz


Al poco de nacer mi cabeza la depositaron sobre una almohada y cuando muera mi cabeza la colocarán sobre una almohada. Ha sido, es y será mi eterna compañera, mi cómplice durante toda mi vida, y testigo de mi desarrollo como ser humano: infancia, niñez, adolescencia, juventud, adultez, y en la actualidad acercándome a la llamada tercera edad.He disfrutado a su lado momentos inolvidables, entrañables, difíciles, afectivos, pasionales, tiernos y he compartido mi relación al lado de otra almohada y de otra persona. Pero al final siempre he terminado descansando mi cabeza en mi querida en entrañable almohada. He tenido toda clase de almohadas y actualmente tengo una cervical Tempur.En mi infancia, me escondía de la oscuridad, donde me abrazaba con todas mis fuerzas y como fiel servidora, siempre ha cumplido su cometido sin refunfuñar, en silencio, y con total complicidad.En mi niñez, no era consciente de que tenía almohada, porque caía derrotado de tanto jugar.En mi adolescencia, cuando dejé de ser niño, empezaron mis problemas y por tanto mi relación con mi almohada se hizo más intensa. Pasando a ser mi amiga, consejera y tutora en determinados momentos.En mi adultez, cuando se me mostró la luz interior, ha sido fiel testigo y en el silencio de la noche, a mi lado, recorrimos senderos ocultos y nos bañamos juntos en el lago luminoso sembrado de estrellas.Han existidos momentos majestuosos y mágicos donde ambos hemos flotado como las plumas y nos hemos dejado llevar por la ingravidez, o algo que se le parezca, algunos lo llaman viajes astrales, sintiendo como un poder se manifestaba desde el comienzo de la columna e iba subiendo escalando la montaña que representa mi cuerpo inmóvil, inerte, pero consciente.Otros momentos se ha manifestado una presencia y pobre de mi y de mi almohada, que hemos sentido miedo. Miedo a lo desconocido y nos hemos unido en la profunda meditación, para estar seguros y aferrarnos a la experiencia para disipar toda duda o miedo.Ahora cuando me acerco a la tercera edad, es cuando estoy disfrutando más de mi relación con mi almohada, porque por fin y después de muchos años de convivencia, ocho horas más o menos cada día, hemos tenido tiempo más que suficiente para conocernos bien. Instalo mi cabeza, buscamos la posición que ambos conocemos y a esperar a que el la nave del sueño, pase por nuestra estancia y nos lleve a lugares paradisíacos, inaccesibles para el cuerpo, pero hermosos, increíbles, donde el reino del aliento es su destino final, allí nos recargamos de energía y amor, y regresamos del viaje cotidiano totalmente renovado y dispuestos a dar gracias al Creador por el inmenso reglado de una existencia plena.

¡La echaba tanto de menos¡. Merce.


Cada noche, a eso de pasadas las doce o entrada la madrugada, su falta le abría esa herida que dejaba su ausencia. Acudía , entonces, a la memoria que no tenía, el familiar ritual de ella: la varita de incienso en la mesilla, la tenue iluminación de la lámpara , el libro cerrado en nunca recordada página... cepillaba su pelo, unos instantes, como si con ese gesto pudiera ahuyentar todas las tensiones, todos los temores y le rociaba a él de esa fragancia a lavanda, le habían comentado que ese aroma tranquilizaba e inducía al sueño. A continuación, su cálido rostro acurrucándose en su tela, en su piel; ese era el momento más dulce del día, quizá también de su existencia, pensaba el huérfano almohadón, ahora que ella se había ido definitivamente de la casa.

A mi almohadita viajera. Pedro Javier Martín Pedrós.


Así, como en silencio,
disciplinada,
de blanco y negro,
de arco iris y tormentas me acurrucas.
Así, como sollozando,
desnuda de perjuicios y
falsos rituales, me invitas a
noches placenteras con
encajes de locuras
y perfumes eróticos.
Así, como espejo de mis adentros,
sonríes y me duermo.
Así, con alas de segunda madre,
me cubres,
acaricias,
lloras,hablas flojito y me entrego
en tu descanso.
Así, natural, como en casa,
me miras, te miro,
nos queremos.

miércoles, junio 06, 2007

La Almohada


Primero sus golpes perdieron fuerza. Luego se espaciaron. Ya casi al final se agarró tímidamente al cubrecama.

Quise contar hasta veinte pero por precaución, pensé, mejor contar hasta cincuenta.

Aparté la almohada de su cara. Y pude ver su dulce expresión aterrada.





Joan Torres

lunes, junio 04, 2007

Infinita calma. Adolfo Morales.


Casi siempre, las cosas importantes me suceden en primavera, pero suele ser durante la estación más estival cuando acontecen los hechos más significativos.
Y allí estaba ella, desnuda, arrellanada entre las sabanas, abrazada a la almohada, serena, bellísima, casi perfecta.
Su piel hidratada y morena, espolvoreaba la cama y sus cabellos castaños se abandonaban en la calma del descanso. Una belleza en perfecto equilibrio, dulce, cercana , sublime y vulnerable.
A ratos, abría sus limpios ojos almendrados y percibía el horizonte, -donde estaba yo-, para acomodarse, volverlos a cerrar y perderse en el sosiego de sentirse segura y amada.
Podría pasarme horas observándola, no me cansaría.
La vida tanto te da como te quita. Esta ocasión fue uno de esos regalos con los que casi no cuentas, y allí estaba yo, absorto, perdido y encontrado, y allí ella entregada, radiante, perdida y encontrada.
Esta vez, la almohada jugó el papel de ser depositaria, cómplice de miradas, silencios y secretos inconfesables.
Esta vez no enjugó lagrimas de desesperación. Esta vez quiso estar a la altura de las circunstancias y se mantuvo al margen, cumplió su papel con rigor, y dejó que aquellos enamorados fueran los únicos protagonistas.

Ensueño. Benita Paredes.


Si, reconozco que hay noches en que me aferro a la almohada como naufrago a su tabla, y noches en que derramo lagrimas de inocencia por tu ausencia.
En las estelas de sueño te veo lejano y compasivo, saludando a lo lejos sonriendo desde la abismal distancia. Ensueño fue la ilusión de sentirte entre mis brazos, adios espejismo de mi en mi otro yo.


Dos Almohadas. Julia Isasi Martínez.


De mil sueños fabricadas
con anclajes de cristal,
dos al mohadas...estiradas en mi cama,
esperándome, escuchándome.
El caballito blanco,
la muñeca rubia...,la bicicleta nueva y el plumier,
escuchándome.
Sombras que se transforman, en la pared,
mano fría por debajo, asustándome,
serpiente merodeando, entre mis pies,
al salto, que no me coges, a la altura de
mi torre , ya no me ves...,
escuchándome.
Boca surtiendo saliva
sobre algodón encendido,
que es mi cuerpo estremecido,
sexo, vivo...¡yo qué sé!
escuchándome.
Tus ojos en mi mirada de bailarín...
haciendo el pino sonríes, sólo por mí,
eres Angel me seduces
escuchándome.
EL agua de la tristeza
ya no danza para mí,
no aprendí a contar sus pasos,
y... se fue.
Esperádome, esperándome,
esperándome...

domingo, junio 03, 2007

A MIS PADRES . Manuel Cantero


- ¡Gracias, Nat !
- ¿Por qué "gracias"?
- Sí. Gracias por la oportunidad que me brindas con "tus almohadas". Es que yo conocí una almohada prodigiosa.
- ¿Y eso?
- Te cuento, aunque con pudor, porque es algo muy íntimo lo que te voy a desvelar.
Yo fui un niño feliz. Crecí en un ambiente sereno, familiar. No sufrí ningún trauma. Y miro a mi infancia, adolescencia y juventud como un remanso de paz. Fui educado en la amorosa rectitud de unos padres cercanos y cordiales, amantes de la mesa de camilla común para todos..., en un clima de gozoso respeto, de verdadero hogar. Jamás vi discutir o enojarse a mis padres, ni tener puntos de vista encontrados u ocultamente tensos.
Y el secreto fue LA ALMOHADA.
Por esa "lógica" sin explicaciones que hace más cercana a la madre, cuando yo deseaba algo iba a mi madre y se lo pedía. Y mi madre, con su maravillosa bondad, me remitía a mi padre:
- Lo que diga papá.
Y yo iba a papá recorriendo el largo pasillo de una casa antigua, y le decía:
- Papá... (y le pedía aquello).
- Lo que diga mamá.
- Es que mamá ha dicho que lo que digas tú.
- Lo consultaré con la almohada. (Era la respuesta inequívoca).
¡Y buena "almohada" tenía mi padre! Prodigiosa almohada. Cuando me venía la resolución de "mi padre y "la almohada"..., había una respuesta al unísono. No había fisuras, no había suspiros ni reticencias. Mi padre y "la almohada" estaban de pleno acuerdo, y eso era lo que nos llegaba a los hijos, y lo que nos daba siempre una enorme
seguridad.

Una "almohada" así deja paz de fondo y se transmite hacia afuera. No deja lugar a una palabra más alta o en discordia. Hace fluir en todo la serenidad y la buena armonía. ¿Hay algún punto de venta? Que yo quiero comprarme una.

¿Sabes quien soy?. Lady Ginebra.


Hola amigo... ¿sabes quien soy?... ¡¡¡claro!!! en muchos momentos apoyas tu cabeza sobre mí acariciándome suavemente...No sé sabe con exactitud cuando aparecí en vuestras vidas, pero creo que los árabes, tuvieron algo que ver Soy mullida, mi interior es blando, y normalmente soy de fibra, aunque en mi familia, las hay con categoria, y están mis hermanas las de plumas y mis primas "modernas" de latex...
¿Sabes? soy confidente de tus sueños... me confias tus secretos, en ocasiones me abrazas, me consultas tus dudas... incluso de niño.. buscabas en mi interior ... aquel preciado regalo del Ratoncito Perez... de adolescente.. has derramado alguna lágrima sobre mí.. por culpa de algún amor no correspondido... ¡¡hemos compartido tantas intimidades!!!

Pero.. ¿todavía no sabes quien soy?.

Claro... ¡¡has acertado!!!soy...

TU ALMOHADA...


AGRADECIMIENTO A MI ALMOHADA. Lupe García Araya.

Aquella mañana el juego de tocador se rompió en mil pedazos.
Llevaba dos años viéndolo cada vez que me despertaba:
La foto de boda, el perfumador, el joyero…
Ese día tocaba cambio de sábanas. Cogí la almohada y como
En un acto instintivo la dejé caer sobre aquellos objetos que
Resultaban contaminantes para mi vista.
Es lo que pasa cuando te regalan algo sin saber tus gustos.
Todo un atrevimiento.
Deposité los trozos en la basura y cuando él llegó le dije:
El juego de tocador que nos regaló tu madre se ha roto.
Le expliqué que la almohada fue la culpable de tan lamentable suceso.
El nunca más quiso apoyar su cabeza sobre ella, yo en cambio
Le estaré eternamente agradecida.

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