El río es la ciudad.
Digiere la inmundicia
lenta de los desagües y devora los humos
que se restriegan por su lomo en las madrugadas
de mercurio.
Barcazas con bidones
apilados y oscuros desbaratan
el trazo de las luces sobre el cauce.
Barcazas con enormes cubos
de desperdicios surcan las imágenes
de los enormes cubos del desorden.
Barcazas con las luces encendidas
y turistas borrachos, paquebotes
que dejan un sabor a gasoil en el aire,
lanchas y urcas con focos que disparan
su brillo a la madera calcinada
del agua.
Todo lo digiere, prieto
como la noche; todo lo dibuja
en su pizarra.
Y si algo estorba
o deshace el idilio que desde la avenida
miran ensimismados los amantes,
se besan, y ya nadie mira el río.
El río es la ciudad.
JoséAngel Cilleruelo, poeta.
Barcelona
http://www.adamar.org/numero_18/000148.garcia.htm
1 comentario:
Imaginé tu descripción como introductoria a una cinta de John Carpenter, amaneciendo, a esa hora en que los mostruos se van a dormir y aparecen las máscaras en la ciudad. La voz en off sería profunda, para terminar de darle tres dimensiones a este gran escrito.
Antonio Vizcaya Durán.
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