continuación...
Julio escribió una nota en una hoja de cuaderno para una compañera de trabajo, la guardo para leer el siguiente E-Mail:
Medellín Septiembre 20 de 2000
Hola Julio, ¿Cómo estás?
Ya vez, al partir te dije que por el hecho de haber venido no quedabas exonerado de responder mi carta. Y sin embargo, soy yo quien te escribe primero y es que si no lo hago ahora, sé que no lo haré después, y así me voy quedando con cosas que también son tuyas.
Ayer por ejemplo cuando me diste los regalos, tenía ganas de darte un beso (en la mejilla) pero no fui capaz.
Hoy quiero decirte que acabo de conocer una hoja más del libro que representas para mí, y me encanta. En ella no descubrí al hombre “fuerte”, ese a quien tu admiras que arregla las torres derribadas en una demencial guerra. Yo encontré el hombre sensible, tierno, ante quien me inclino. Menos mal que anoche no leí la nota que me dejaste porque no sé que te hubiera dicho o hecho hoy.
¿Sabes que caminando y pensando en ti, te comparé con un libro?
Si, un libro que hace muchos años viste, tal vez lo tuviste en las manos, leíste algo y luego se guardo.
El tiempo te volvió a poner frente a él, lo volviste abrir así a la carrera y nuevamente lo guardaste.
Y otra vez la vida te da la oportunidad de verlo. Hojeas algunas páginas del principio al fin, pero ya no te detienes, sigues dando vuelta a las hojas y resulta que te llevas grandes sorpresas; encuentras cosas que nunca habían pensado que pudiera contener. ¿Por que te llaman tanto la atención? ¡No lo sabes! Quizás porque nunca pensaste en lo que podía tener o no tener ese libro. Así que cada descubrimiento te deja sorprendido. Y eso es tal vez porque encuentras cosas diferentes a lo normal, a las formalidades, a las teorías. Es un libro puramente humano, tierno, amoroso; y para mí esa es la fortaleza que yo admiro.
Y a todas estas que es lo que para ti significa “fortaleza”. Que es lo que quieres decir cuando expresaste algo como “más que me vean igual, prefiero que me vean fuerte y sin miedo encaramado en un cerro haciendo mi trabajo con valentía”
Pueda ser que más tarde cuando vuelva a leer lo que acabo de escribirte no me arrepienta y sea capas de pulsar la tecla “send” para enviar este E-Mail. Espero que la emotividad me dure hasta entonces.
Hoy me han pasado varias cosas buenas, terminamos el trabajo del Éxito estoy rica, llegue a un acuerdo para recibir parte del pago en productos que la empresa ya los pensaba rebajar, llegue a la ganga de primera. Esta semana no descuidare el gimnasio, lo único malo es que a mi madre la operan de la vesícula y hay que firmar la autorización porque la operación es de alto riesgo, no podemos hacer nada, todo esta en manos de Dios. Si se queda en la operación hay que darle gracias porque nos la dio muchos años y fue una muerte sin sufrimiento. Sí vive; con mayor razón hay que agradecerle. En casos como este cae muy bien la frase “Hágase señor tu santa voluntad.”
Hasta pronto, me gustó mucho verte, estabas precioso, un abrazo y cuídate.
Ibeth del Carmen
Mientras Julio estaba leyendo el E-Mail le llego una comunicación de la esposa.
Bogotá Septiembre 21 de 2000
Querido Julio:
Gracias con y desde el corazón por todos tus detalles que están cargados de vida en abundancia, por tu silencio que son fruto de una gran vida interior, por tu sencillez de vida, por tu humildad, por tu acogida, por tu disponibilidad, por tu entrega desinteresada y generosa. Sin duda todo esto es vida que se da a cada instante.
A pesar que somos casados, no es mucho lo que hemos compartido, nos mantenemos alejados por tu trabajo, a propósito la niña esta enferma, ven en la primera oportunidad. De ti hay algo que me impacta y te lo digo como esposa es que tu mirada refleja tristeza enorme; al igual que es una mirada muy profunda, llena de ternura; siento al mismo tiempo un silencio que me interpela, de pronto por toda esa cantidad de vida que tu reflejas y verte tan solo en muchos momentos, es como sentir que hay mucho por compartir y lo estamos desperdiciando porque no encuentras con quien hacerlo, a lo mejor no te gusta compartir mucho o soy yo la que estoy encerrada en mi circulo interno. Necesitamos descubrir ese dilema cuando estemos juntos otra vez.
Tú esposa Mónica.
Julio le contesto el E-Mail:
Peque Septiembre 21 de 2000
Querida esposa:
En la primera oportunidad subo a Bogotá para estar en la casa, tú sabes que es un viaje mensual autorizado por la empresa, pero no importa, en este mes haré dos.
Creo que cada día las manifestaciones del amor de Dios hacia mi vida son muy grandes y significativas, y eso se refleja en nuestro matrimonio. Cada ves uno va aportando elementos significativos dentro del proceso. Una causa que se asemeja al reino de los cielos, es lenta pero seguro; y cada día que pasa me voy haciendo más profesional en mi trabajo, reparo torres de comunicación que los violentos dinamitan, somos considerados objetivos militares por esos grupos insurgentes pero nuestro deber es continuar para que los colombianos se comuniquen mas y mejor.
Hoy precisamente hace tres años estaba terminando la universidad y estaba vinculado como estudiante en práctica en la empresa, luego de una experiencia corta pero a la vez muy enriquecedora y llena de elementos sólidos para continuar trabajando en el camino de la nueva Colombia.
Tal vez nos hicieron falta 200 años más de régimen de la corona española, pero el tiempo no da marcha atrás y esa etapa la desperdiciamos en nuestra independencia.
Mamita linda quiero ofrecer mi amor a ti y cariño a mi hija en una forma libre y plena.
Gracias por tu Fe; es ella la que me ilumina el camino a seguir; es la respuesta para todas las objeciones; es la fuerza para todas las pruebas; es el bálsamo que suaviza todos los dolores; es el pañuelo que enjuga todas las lagrima; es el color que alegra todos los panoramas.
Con Amor,
Julio
Julio abrió un E-Mail de la Superintendencia de Comunicaciones dependencia de servicio a la comunidad.
Bogotá Septiembre 27 de 2000
Oye Julio, esto no es un memorando oficial sino privado, espero te haya gustado el informe que pase de mi visita a tu área, es bueno porque me encanto tu trabajo y quería comentarlo fuera de los cánones rígidos de los informes empresariales y quiero que sepas que no te he olvidado. Ya estabas pensando en el fondo de tu corazón que tu compañera y nueva amiga Adríana se había olvidado de ti. ¡No! No lo creas, es que realmente escribirle a alguien que lo hace tan lindo es bastante difícil. Recién esta semana acabe de darle la segunda leida a tus informes, son claros pero tienen un tinte de hermosura, lastima que a nuestros burócratas solamente les interesa el costo de las reparaciones, no la necesidad de las transmisiones. Y yo soy economista. Pero esos relatos son los de la clase que le devuelve a uno el espíritu de la vida, la importancia de trabajar en comunicaciones y que la vida es realmente bella si se tiene con quien compartir, comunicarse y confiar.
Gracias mil por enviarme lo que se me quedo en Peque, pero la salida fue acelerada, por nuestros problemas de orden publico. Si reparamos las torres dinamitadas nos amenazan y si no lo hacemos nos botan del trabajo. Que dilema. ¡Verdad. !
La pregunta del millón, ¿Cuando nos sacaran del conflicto los grupos violentos?
En la nota que me envías por el olvido se nota que eres un romántico perdido; pero además la vida en las montañas te ha enriquecido.
Los amigos que uno hace en la inmensidad de los cerros, son personas que traspasan la barrera del trabajo y se convierten en amigos de toda una vida y yo espero seguir contando con la tuya, no quiero utilizar la palabra empresarial compañeras de trabajo.
Perdona que me haya demorado en darte las gracias, pero yo considero que vale mas tarde que nunca. Cuando vengas a Bogotá a visitar la familia y pases por las oficinas, visítame y almorzamos juntos en la cafetería.
Tú amiga
Adriana.
Julio cerró este E-Mail y escribió otro:
Peque Septiembre 27 de 2000
Querida Ibeth del Carmen:
Hace unos días desperté pensando en ti y supe con la certeza de la desolación, que mi amor por ti es una vivencia demasiado hermosa para dejarla arrinconar en el desván de los recuerdos idos.
Desesperadamente traté de ubicarte en mi corazón con las coordenadas del tiempo y la distancia y solo con las primeras luces de un amanecer teñido de nostalgias, entendí que eso no sería posible puesto que mi amor por ti no tiene medida, no es cuantificable ni finito, es sencillamente una presencia irrenunciable que no depende de mí mismo, contenida en la forma de tu cuerpo, en la suavidad de tu piel, en el brillo de tus ojos, en la música de tu voz, en la ondulación de tus cabellos, en la sabiduría de tus caricias y en la definición de tu nombre, Ibeth del Carmen, tu nombre que significa amor; mi amor.
Me pregunté luego, con angustia, en que momento aquellos lazos de amistad que nos unieron en el pasado, con características muy especiales, pero también con la plena conciencia de mi situación de hombre casado, con una vida y un hogar establecidos, que nos permitían solamente disfrutar como amigos de esas deliciosas caminatas enmarcadas en los espléndidos paisajes de tu valle natal y sostener largos coloquios de interesantes y diversos temas, rompieron las talanqueras de las rígidas costumbres sociales y como una fuerza incontrolable de la naturaleza se empeñaron en mostrarnos una realidad, que nosotros pretendíamos ignorar en los pliegues de una amistad disfrazada, y nos desnudaron los cuerpos y las conciencias, la tarde aquella en que yo te conocí como mujer y tu no sé, si tu querías comunicarte conmigo como hombre, en los Ardores de la carne.
Ahora me siento incapaz de afrontar en solitario la encrucijada más importante de mi vida y por esa razón te estoy enviando este E-Mail que te lleva mi verdad con relación a nuestro pasado y me quedo esperando una respuesta tuya que me traiga tu verdad con relación a nuestro futuro sin afectar a nuestros hogares.
Besos,
Julio
Medellín Septiembre 30 de 2000
Hola Julio, esta mañana recibí tu E-Mail que esperaba con ansiedad y curiosidad, no te imaginas cuantas veces la he leído y en vez de escribir quisiera estar conversando contigo.
Por eso mi querido Ingeniero y cómo tus deseos son órdenes para mi te escribo enseguida a la menor brevedad aunque no sea para contestarte lo que estas esperando y cómo me distes tiempo para meditarlo, creo que lo tomaré.
Eso no se pide se toma si hay otra oportunidad y punto. Como vez me demoré un segundo en dar tu anhelada respuesta.
Hoy Medellín no esta en su eterna primavera, esta frío y gris, es el cuarto día oscuro de la semana, ojalá no sea así Diciembre. Definitivamente, los tiempos grises y los finales tristes no son para mí.
El trabajo aumenta su ritmo, me queda pendiente varios informes de despacho de mercancía, nos esta pidiendo ropa hasta la cooperativa de caficultores y todo el mundo creía que estaban en un mal momento pero no parece.
Por mi mamá supe que te dejo el avión en Bogotá (cómo ya no preguntas por mí, pero bueno, bien sabes que el mensaje sí me llega.) Te confieso que me reí, casi que te puedo ver furioso y todo lo demás. En fin, espero que terminaste bien el episodio y que no haya acabado del todo con tu estomago.
Estoy pendiente en pedirte un favor, te lo digo cuando nos estemos tomando un jugo o una gaseosa en cualquier refresquería. Tal vez en Peque o en esa zona porque tengo pendiente un viaje por esos lados para revisar almacenes.
Voy a despachar las últimas cajas de pedido del Éxito y se van para esa región.
Son las 10:30 P.M. y estoy casi dormida pero no me puedo perder un concierto con la filarmónica de Viena.
Saludos cordiales,
Ibet del Carmen.
Julio le contesto el E-Mail
Peque Noviembre 1 de 2000
Si bien es cierto que el espíritu del hombre está forjado a imagen y semejanza de Dios, no lo es menos, que su empaque corporal esta moldeado de barro. Que aterradora paradoja la que encierra nuestra condición humana que ora nos encumbra a la condición de ángeles y ora nos precipita en el lodazal de la materia deleznable. Y como es de cierta y como pesa esta paradoja en la breve, pero intensa, historia de nuestras relaciones que alterna momentos de amor en su expresión más pura, con otros de pasión tan exacerbada, que en veces ronda la tragedia.
Mi amor por ti es una bendición y es un castigo, es un bálsamo bienhechor y un tósigo asfixiante, es una redención y es una condena, es una promesa y es una negación, es un fuego y es un témpano, es una realidad y es una quimera, es un sueño de posibilidades y es una pesadilla de imposibles, es un cielo de promesas y es un infierno de remordimientos, es un Alpha y es un Omega. Es como la fábula de serpiente que se destruye a sí misma, devorándose por la cola.
Mi amor por ti es un amanecer y es un ocaso. Ahora en esta impersonal habitación de hotel ha caído la noche y no quiero distraer más tus ocupaciones, con mis disquisiciones pesimistas. Mañana volverá a amanecer y yo estaré esperando con expectación, cual faceta de tu amor me traerá ese sol nuevo.
Te quiero
Julio.
Julio abrió un E-Mail de la esposa.
Bogotá Noviembre 1 de 2000
¡FELICITACIONES!
Estoy en deuda contigo, me llego el boletín de la empresa, estas haciendo una excelente labor, me da miedo lo arriesgada que es, recuerda que tienes una bebita de un año y te quiere mucho, ella disfruta el escaso tiempo que pasas en la casa por motivos de tu trabajo.
El Viernes pasado me llamo mi mamá para botar algunas cosas, de primero salió la colección de recuerdos de mi primera comunión, la que hice a la edad de nueve años, no bote nada la guarde tal cuál.
La segunda una caja de chocolates ingleses llena de recuerdos de la época de juventud, invitaciones a las otras primeras comuniones, quince años, tarjetas de cumpleaños, cartas y demás, se boto la mitad, lógicamente ninguna de tus cartas durante nuestro noviazgo, lastima que no imprimí las que me mandaste por Internet.
También salieron cajas de chicles, tiquetes de espectáculos, pétalos de rosas, cada uno con un nombre y una fecha.
Cuantos años han pasado, cuantas ilusiones, cantidad de recuerdos almacenados en los cajones de la memoria.
¿Que será de estas personas que un día nos hicieron soñar quimeras juveniles? Bote todas y solamente me quede con las tuyas. Besos de la nena que esta a mi lado.
Tú esposa Mónica.
Abrió el E-Mail de Ibeth del Carmen:
Medellín Noviembre 1 de 2000
Hola Julio, estoy sentada frente al procesador de palabras, redactando el informe de ventas, sin embargo quiero enviarte este E-Mail un momento y compartir el grado de bienestar que me encuentro.
Tus dos visitas al ir a Bogotá y su regreso fueron algo maravilloso, a tu llegada fue una tarde completamente relajada y linda. Disfrute mucho del lago donde estuvimos, del paisaje y de tu compañía. Me gusta el estar sentados en una barca hablando tranquilamente de todo y de nada, sintiendo simplemente que estabas ahí.
En la noche aunque no hicimos un programa especial, también me sentí muy bien, claro que todavía nos queda pendiente una escapada a bailar y a un buen cine con su excelente copa de helado de vainilla con galletas.
En general, a pesar de que estabas “muy serio con cara de señor grande “para igualarte a mi edad, me da risa recordarte que yo soy mucho mayor que tu, pero me encanto tu actitud tranquila y serena.
Disfrute mucho de la subida y bajada del aeropuerto, estabas precioso. Me sentía más segura con la manejada, o por lo menos iba tan entretenida que no me preocupe por eso. De regreso me vine en tercera y a 50; admiré el paisaje, el color verde que se despertaba fresco ante mis ojos, la neblina o el sol que salía a mi encuentro, la paz y la tranquilidad del campo. En síntesis, estaba en el cielo.
Lo mejor fue que desayuné dos veces, contigo en el aeropuerto y en la casa con mi esposo. Lo tenía preparado y fui incapaz de decirle que ya lo había hecho.
Ahora estoy sentada frente a los formatos en blanco para llenar el informe que se supone es “Buenisimo”. Las ventas superaron las expectativas.
No sé como te sientes, aun me falta mucho por conocer de ti, pero ojalá que hubieras sentido un poquito de lo que yo viví. Claro que cuando me acuerdo del álbum, tienes una hija preciosa.
Espero tener descanso porque ya llevamos un mes de trabajo fuerte, incluyendo noches, Sábados y Domingos, afortunadamente ya estamos terminando de entregar pedidos. Por ahora se acabaron las carreras, las tensiones y todo lo demás, de hoy en adelante a piratear clientes, tenemos en la mira a Comfamiliar. Por la tarde me dedicaré a botar todos los papeles del escritorio, y ahora estoy escribiendo mientras la cabeza descansa de pensar y sigo el ritmo del tiempo.
Me aterra de pensar que casi me pierdo de tu visita, porque la secretaria no da buenas razones personales me dijo; “Llamó Julio y me dijo que salía para yo no sé dónde” ¿Qué mas dijo? Le pregunté; Que recibió la escarapela. Que más. Que saludes. En momentos como esos me provocaba regañarla pero bueno.
Afortunadamente con los celulares no hay problema de localización.
En tu foto familiar parecían la sagrada familia, Jesús, María y José.
El mes entrante en Diciembre te voy a visitar, voy a revisar los almacenes, y así no se me olvida tu voz, porque con los E-Mail se nos olvida que el teléfono existe, sobre todo a ti que no te cuesta. Ya hasta no me acuerdo como se te oye por teléfono.
Bueno Julio, esto si es una carta, que Dios te guarde y que nos comuniquémonos pronto.
Saludos cordiales,
Ibeth del Carmen.
En Noviembre 15 Julio de 2000 recibió este E-mail de la oficina de Bogotá
Ingeniero Julio Itagurry
Zona de Peque
Apreciado Ingeniero:
Con gran alegría leímos su informe donde nos comunica la buena noticia sobre el estado actual de las comunicaciones.
Gracias a sus cuidados y dedicación están funcionando los diversos servicios y como usted los pone “Los jóvenes están navegando en Internet en los mares de los sueños infinitos”.
Esas noticias siempre son bien recibidas, pero no nos gusta que las FARC. Lo hayan declarado objetivo militar, así es que, no salga del casco urbano por ningún motivo y nos comunique a que ciudad quiere ser trasladado, ya sea a Medellín o Bogotá, para hacer las gestiones pertinentes en la oficina de relaciones humanas.
Como no somos líricos, le ordenamos que se cuide y esperamos su decisión al respecto.
Comité de Seguridad.
Julio también recibió este E-Mail personal de la esposa.
Bogotá Noviembre 15 de 2000
Hoy quise empezar a escribirte (como cada vez que te vas). Hablamos telefónicamente todas las noches. De qué. De tantas cosas que ya hemos conversado y de otras que ni siquiera tocamos.
Cuándo nos despedimos me sentí como un vacío. ¿Cómo? No sé, es difícil de explicar. Hay varias circunstancias que juegan. Me dio mucha alegría verte y observar el cariño de la nena hacia ti.
Me gusta tu actitud hacia el trabajo, pero por favor por la nena cuídate.
Tú esposa;
Mónica.