jueves, agosto 30, 2007

Desde mi ventana...Adolfo Morales (Taller)



Verde, en la copa de los pinos, azul celeste arriba del horizonte, albero y blanco en las fachadas, son la paleta de colores de mi mundo más inmediato.

El sol, fiel compañero, ilumina a estas horas (9:56 a.m.), con suavidad el patio-porche que es la primera estancia de mi casa.

La buganvilla de flores fucsias se enreda por las columnas del falso peristilo, dejando belleza, sombra y trabajo ( las hojas caen a diario por decenas, en un ejercicio de renovación constante), una amplia mesa con cuatro sillas y dos sillones preparados para el sometimiento a la intemperie, en el centro una gran sombrilla de tela color "verde guardia civil", y platos de cerámica, y objetos encontrados en el mar, y macetas, y arbustos ya viejos compañeros como el plumero de copa redondeada –yo soy el artífice de las formas, cual “Eduardo Manos Tijeras”- arbusto que anuncia la primavera de un modo preciso y cuya floración dura apenas una semana, sus múltiples estambres de un vistoso color rojo-rosa-fucsia, inundan el eje central del patio-porche, también jazmines, romeros, cintas a modo de fuentes, y el generoso pacifico.

En un rincón, “Las Isabelitas”, dos pequeños pájaros de colores marrones, cremas y blancos, pequeños, de pico oscuro, de mirada tranquila, padres de futuros “diamantes” muy difíciles de conseguir, ellos lo intentan, pero hasta ahora sus huevos no prosperan y eso que les cuesta casi la vida, manteniendo una férrea disciplina alternándose en mantener el calor de la incubación.

Una mesita circular de sesenta y un silloncito de hierro -donde leer el periódico o ver caer la lluvia- junto a una librería de forja, con múltiples objetos: velas, conchas, pequeñas macetas, un jarrón con piedras (suelo traerme una o dos piedras de los lugares que visito) y algún que otro libro.

Este orden se equilibra con tres balones de fútbol a cual mas gastado, una bicicleta de montaña... los elementos esenciales en el ir y venir de mi hijo pequeño -13 años recién- Daniel, que tanto me recuerda a mi, ¿sabéis?, tiene "novia, se llama Viki (suena dulce ¿verdad?), él no lo sabe aún, pero son tal para cual. Les deseo lo mejor.

También la cesta de juncos que guarda los útiles de la jardinería y los guantes, y dos pelotas de tenis gastadas, y la bomba de inflar las ruedas y alguna cosa que hace tiempo debió salir de ese agujero, pero que decidió quedarse.

El terrazo de color teja y con huellas, juega con los arriates rematados con cerámica “verde de Bonares”, un verde brillante y oscuro de una gran intensidad muy agradable a la vista, muy andaluz. Esta plenitud de colores y armonía es mi mundo más inmediato, nada que objetar. Al fondo fluye la vida, el vecindario, la gente que pasa y más a lo lejos se deja oír el rumor de los coches camino de Corrales, Huelva, Aljaraque, Ayamonte o Punta umbría.

Ahora con vuestro permiso, me asomaré a contemplar este micro-entorno, respiraré hondo de sus fragancias y esperaré haber sido lo suficientemente gráfico en mi descripción y haberos hecho partícipe de sus sensaciones. Pelillos a la mar.

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CAMINO PARALELO - VICENTE HUIDOBRO

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