jueves, agosto 30, 2007

A través de la ventana. Julia Martínez Isasi. (Taller).

La casa donde yo vivo tiene tantas miradas..., esto es una cualidad que permite disfrutar a cada uno de los tres pares de ojos que la habitan, espacios y tiempos similares sin rozar nuestras percepciones, diferenciándolas para poderlas saborear mejor.
Yo suelo mirar al Oeste. Ahí la ventana me trae los vientos del mar, unas veces en calma otras huracanados.La estancia que termina, tras mi casa, la delimita un muro. No es muy viejo, el efecto del agua cuando riego, los salpicones de la piscina cuando los niños se zambullen han hecho que parezca viejo, lo cual le da un aspecto eterno y a la vez perecedero...; la piscina me transporta, cuando enciendo la depuradora, a las cataratas del Niagara, al lecho de algún río cristalino, a las fuentes de la Alhambra..., el agua cayendo susurra todos los espacios bellos imaginables.
En el lado izquierdo un brezo cubierto de plantas que se enredan, trepan y florecen..., lilas y anaranjadas. Allí se ocultan las avispas, los pájaros al amanecer, lagartijas..., bichitos que dejo a su antojo, que me acompañan cuando la casa está vacía, cuando el silencio truena los gritos y jolgorios de los niños. Otras veces en cambio, el silencio es tranquilo, que es cuando están, en los momentos de máxima presencia, un silencio maravilloso, el que permite escuchar sus voces, risas, llantos, disputas, golondrinas posadas en la cuerda del toldo..., qué paradoja,silencio en el ruido, la escucha... y en el otro lado la más ruidosa soledad, esa que llamamos añoranza.
Hay un rincón, muy pequeño, justo debajo de la glicinia, donde más humedad se acumula. Todos ahí tienen su espacio, plantitas que crecen espontáneas, lombrices, flores caídas después de ver succionados sus estambres, la manguera enrollada y un olor especial entre dulce y terroso, que me trae las lluvias del Norte, qué delicia. Es un diminuto mundo lleno de vida, apenas dos metros cuadrados. Un cerezo que planté hace tres años deja caer sus hojas terminando el verano, cómo huele Dios mío!
Y el cielo, el que a todos nos acompaña, el más fiel amigo, el que jamás nos abandona, al que todos vamos cuando somos niños...; unas veces azul, otras en cambio como el plomo. África en la Mancha cuando cae el Sol. Y si miro por encima del muro hay una casa vieja que debió ser como las ventas que Cervantes describe y aunque derruida, es esperanza que mantiene esta vista mientras ella esté. Montones de cardos estirados al cielo, (este ha sido buen año para ellos) casi es un bosque de pinchos con cabezas azules.
Y no puedo más que describir lo que veo a través de la ventana , desde mi ventana. Ahora tengo sueño, cerraré los ojos, me iré a mi otra casa, que está en un lugar donde las ventanas son más bien pantallas.
Muchos besos a todos .
Buenas noches, lindas.

No hay comentarios.:

Búsqueda en ANTARIA

WWW http://antaria.blogspot.com

CAMINO PARALELO - VICENTE HUIDOBRO

CAMINO PARALELO - VICENTE HUIDOBRO
BACKGROUND BITACORA