Como cualquier día sin importancia, sin alturas ni bajuras, se me ocurrió abrir la ventana de mi estudío en otro lugar al habitual y...
En aquella ocasión, me encontraba a pié de playa,era un miércoles de Agosto al medio día,con un calor insoportable, del que me refugiaba en mi vieja sombrilla, cómplice de tantas historias…
Tenía entre mis manos el libro “Fe de erratas “De José María Parreño, perteneciente a la colección Puerta del Mar, abierto en la página 75de esta edición donde leía un poema que empieza…:
En aquella ocasión, me encontraba a pié de playa,era un miércoles de Agosto al medio día,con un calor insoportable, del que me refugiaba en mi vieja sombrilla, cómplice de tantas historias…
Tenía entre mis manos el libro “Fe de erratas “De José María Parreño, perteneciente a la colección Puerta del Mar, abierto en la página 75de esta edición donde leía un poema que empieza…:
“De entre todas las cosas
amo las desgastadas,
las que el tiempo decora con cambios y con pérdidas.”
A lo lejos empiezo a recibir un sonidocomo una voz, oxidada en soporte demegáfono de mano, que se acerca lentamente,me voy esforzando en descifrar su mensaje, que dice:
¡Oiga, llevo la patata, la botella de agua, elacuárium, la coca-cola, la cerveza fresquita!
Insiste una y otra vez, casi seguido. Ya frente a mí:
¡Oiga, llevo la patata, la botella de agua!…una y otra vez.
Recibo la imagen de un joven de raza gitana,descamisado, con sombrero de paja ycarrillo de obra viejo.
Su mercancía situada ordenadamente para dejar espacioa un altavoz de mano a pilas,cuya grabación repetitiva solo desconectacuando se le acerca un cliente.
Entretenido con esta imagen continúoleyendo el poema de Parreño:
“El tiempo las corrige,
las dispone para su verdadero cometido,
Doy un salto en mi mente y sindarme cuenta,me pregono en mi interiorcon infinita timidez:
¡Oiga, llevo el mar, la sonrisa!
el azul, el abrazo, la poesía, la patata!
¡Oiga, llevo el mar, la sonrisa,
el azul, el abrazo, la poesía, la patata ¡
No hay comentarios.:
Publicar un comentario