viernes, agosto 31, 2007

Desde mi ventana.. Lupe García (Taller).











Cada mañana a las siete oigo como mi vecina Concha se dispone a que su puerta sea la primera del barrio en estar limpia y fresca para que todos la disfruten al pasar.
(Costumbre del pueblo empezar la limpieza diaria de las casas por la puerta de la calle).
Me doy media vuelta en mi cama y saboreo la hora de sueño que aún me queda antes de que todos salgamos a nuestras respectivas tareas.


A las ocho en punto me asomo a mi ventana y veo una calle estrecha y encalada, puertas de grandes casas solariegas donde la mayoría de la gente ya no está.
Recuerdo cuando era niña que la hora de la siesta se llenaba de chavales merendando pan y chocolate o aceite con azúcar en una rebanada.


Me tomo un café solo y despierto a mis hijos. Después veo como se alejan para coger el autobús que les lleva al instituto todos los días.
Sigo contemplando como la calle va cobrando vida.
Gente que va al médico o al ayuntamiento y se cuentan los achaques que el frio provoca en sus huesos o la subida de impuestos.

Por las tardes me gusta retomar la lectura detrás de los visillos color champagne y al calor del brasero de picón que mi padre aún no ha perdido la costumbre de encender a diario y todos los días me visita con la propuesta de que mi casa se enfría demasiado. (En los pueblos esta es la mejor calefacción).
Yo me dejo querer con el calorcillo que él desprende.


A veces me gustaría tener una ventana con vistas al mar….
Mi calle es larga y estrecha y muy blanca y desde mi ventana se puede acariciar la soledad de los pájaros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me tope con tu Blog y de verdad me parece interesante. Por ahora no tengo mucho tiempo para leerlo con calma, pero de hecho regresare para hacerlo. Hasta Luego. Chauuuuuu

Anónimo dijo...

Este texto tuyo coincide con un pensamiento recurrente mío y que me lleva a sumergirme en los recuerdos de una vida sin avances tecnológicos. Creo que en la que estamos se produce una anulación de sentidos que hace de esas ventanas con vistas al mar el antídoto de la soledad.

Buen escrito Natalia.

Ramón Huidobro

Anónimo dijo...

César, un gusto tenerte visitando la bitácora, esperamos tu regreso y tu colaboración.

Huidobro: que no es mío el escrito,jolines despistado.
Este hermoso texto es de Lupe García, compañera del blog "De añil y cal¨.
Abrazos de nata, guapo.

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CAMINO PARALELO - VICENTE HUIDOBRO

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